Ay... sí... cómo nos gusta el vicio...
El vicio es quizás uno de los conceptos peor entendidos por
parte de la ciencia moderna y la sociedad en general. Ello deriva de la falta
de atención que se le acostumbra a
poner en nuestra sociedad a las emociones humanas. Unas emociones que se
encuentran fuera de la ciencia precisamente por que no pueden ser
entendidas en el marco de una ciencia como la entendemos hoy en día: racional,
conceptualizante, que tiene tendencia a dividir el conocimiento
en áreas y luego estudiarlas por separado, y depende al mismo tiempo
enormemente del lenguaje. Esto, por si hay alguien que acabe de
aterrizar en este blog, es hemisferio cerebral izquierdo y masculino.
Ah amigos... pero es que resulta ser que las emociones están
en el otro lado de nuestra preciada cabecita, en el hemisferio
derecho femenino, y no van a poder ser categorizadas tan a la ligera como
quien estudia los insectos clasificándolos según el número de patas que tengan,
por poner un ejemplo.
El vicio es la dependencia de una persona a un hábito
placentero. Tipos de vicios:
Drogas o medicamentos
Deporte
Sexo
Trabajo
Viajar
Televisión
Seguro que me dejo muchos, pero yo sólo quería poner algunos
de los ejemplos más habituales para ilustrar un poco la situación...
Creo que no me equivoco si digo que todos nos hemos sentido
un poco viciados a alguno de éstos en algún momento de nuestra vida.
Si sois un poco perspicaces ya podréis intuir por qué camino
voy a seguir ahora...
¿Qué no? Bueno... igualmente, vamos allá:
La palabra vicio tiene una connotación negativa en
nuestra sociedad. ¿Entonces, cómo es que he puesto medicamentos?
¿Acaso el deporte no es sano?, es decir, ¿bueno
para la salud?
¿Y viajar? ¿Acaso no aclara la mente y nos desconecta
de nuestras aburridas rutinas?
¿Y las series magníficas que dan por la televisión?
¿Y qué hay de malo en trabajar para ganarse el pan?
¡Esto no puede ser malo!
Si habéis empezado a tratar las cosas como relativas, y no
como absolutas, ya habréis entendido por dónde van los tiros.
Un medicamento nos puede ayudar a superar una enfermedad, y
también nos puede matar.
El deporte hecho con regularidad puede ser una fenomenal
forma para desconectar de las rutinas, relacionarse socialmente, y mejorar tu
salud. Pero también puede usarse como vía de escape para no afrontar tus miedos
o hacer un cambio de rumbo necesario en tu vida, o provocarte lesiones graves e
irreversibles si no respetas los ciclos de reposo que necesita tu cuerpo.
Mirar una película o una serie en la televisión puede ser
enriquecedor, pero si al llegar a casa lo primero que hacemos es tumbarnos en
el sofá a tragarnos con un embudo los realities, los talk shows
de putones y cocainómanos que no paran de chillar e insultar,
nuestro cerebro al cabo de poco va a terminar peor que con dos años de adicción
al caballo.
Las drogas de uso recreativo pueden servir también para
romper la rutina del trabajo, y abrirnos socialmente a las personas que tenemos
al lado, normalmente nos ayudan a expresarnos con más naturalidad, pero la
dependencia a ellas puede llegar a ser mortal.
Para poder seguir con la explicación, hay que hacer un
esfuerzo para entender la vida humana en su concepto holístico o global.
No puedes intentar entender una parte de tu vida si no la pones en
relación con las otras, porque en el fondo, lo que hay aquí es una vida, que se
manifiesta externamente en las múltiples facetas de las que podemos llegar a
tomar conciencia en el día a día. Tú intenta explicarle esto a un médico o
científico y te va a enviar a la mierda, por la razón que dicho antes.
Han sido “educados” para hacer trabajar únicamente su parte racional divisora,
y necesitan algún tipo de “choque” emocional que les muestre su error para que
se puedan bajar del burro. En eso estamos trabajando...
Un placer como los que he mencionado antes, se puede
convertir en nocivo o en vicio, cuando lo usamos como vía de escape a
algún problema que tenemos en nuestra vida. Es el camino fácil. Tomar un
medicamento, machacarse los pectorales en una press banca, hacer volar
la imaginación con literatura fantástica, o identificarnos con los héroes de
nuestra serie favorita, pueden ser usados para tapar aquel problema, y posponer
el momento de afrontarlo.
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