vs.
Lao Tsé:
El Tao que
puede ser nombrado no es el Tao eterno.
El nombre
que puede ser pronunciado no es el nombre eterno.
Lo
Innombrable es el principio del Cielo y la Tierra.
Lo
Nombrable es la madre de las Diez Mil Cosas.
Aristóteles:
El hombre racional obra siempre en vista de alguna cosa, y
esta mira es un fin, porque el objeto que se propone es un fin. Tampoco se
puede indefinidamente referir una esencia a otra esencia. Es preciso pararse.
La esencia que precede es siempre más esencia que la que sigue, pero si lo que
precede no lo es, con más razón aún no lo es la que sigue. Más aún; un sistema
semejante hace imposible todo conocimiento. No se puede saber, y es imposible
conocer, antes de llegar a lo que es simple, a lo que es indivisible. Porque
¿cómo pensar en esta infinidad de seres de que se nos habla? Aquí no sucede lo
que con la línea, cuyas divisiones no acaban; el pensamiento tiene necesidad de
puntos de parada. Y así, si recorréis esta línea que se divide hasta el
infinito, no podéis contar todas las divisiones. Añádase a esto, que sólo
concebimos la materia como objeto en movimiento. Mas ninguno de estos objetos
está señalado con el carácter del infinito. Si estos objetos son realmente
infinitos, el carácter propio del infinito no es el infinito. Y aun cuando sólo
se dijese que hay un número infinito de especies y de causas, el conocimiento
sería todavía imposible. Nosotros creemos saber cuándo conocemos las causas; y
no es posible que en un tiempo finito podamos recorrer una serie infinita.
Lao Tsé:
Los que
saben no hablan,
Los que hablan no saben.
Aristóteles:
El que conoce los seres en tanto que seres es el que posee los
principios más ciertos de las cosas. Ahora bien, éste es el filósofo. Principio cierto por excelencia es aquel respecto del cual todo
error es imposible. En efecto, el principio cierto por excelencia debe
ser el más conocido de los principios, porque siempre se incurre en error respecto de las cosas que no se conocen, y un principio, cuya
posesión es necesaria para comprender las cosas, no es una suposición. Por
último, el principio que hay necesidad de conocer para conocer lo que quiera
que sea es preciso poseerlo también necesariamente, para abordar toda
clase de estudios. Pero ¿cuál es este principio? Es el siguiente: es
imposible que el
mismo atributo pertenezca y no pertenezca al mismo sujeto, en un tiempo mismo
y bajo la misma relación, etc.
Este
principio, decimos, es el más cierto de los principios. Basta que
se satisfagan las condiciones requeridas, para que un principio sea el principio
cierto por excelencia. No es posible, en efecto, que pueda concebir
nadie que una cosa exista y no exista al mismo tiempo.
Lao Tsé:
ser y no-ser se
engendran uno al otro,
Tener y no tener se
originan juntos,
Difícil y fácil se
producen mutuamente,
Largo y corto se
contrastan uno al otro,
Alto y bajo se
apoyan uno al otro,
Palabra y sentido
se armonizan uno al otro,
Adelante y atrás se
siguen uno al otro.
Esta
es la ley de la naturaleza.
Aristóteles:
la imposibilidad de una posesión completa de la verdad en su conjunto y en sus partes, prueba todo lo difícil que es la
indagación de que se trata. Esta dificultad es doble. Sin embargo, quizá la
causa de ser así no está en las cosas, sino en nosotros mismos. En efecto, lo
mismo que a los ojos de los murciélagos ofusca la luz del día, lo mismo a la inteligencia de nuestra alma ofuscan las cosas que tienen en sí
mismas la más brillante evidencia.
Lao Tsé:
Dividido el todo,
las partes necesitan nombre;
Al aparecer los
nombres,
Hay que saber
cuando es el tiempo de parar.
Al saber parar se evita el
peligro.
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