El tatami verde se deslizaba por debajo
los pies con sigilo. Los alumnos estaban en dos filas largas que
ocupaban su totalidad.
—Uno, dos, tres, cuatro!
—gritaba
Pepe.
En cada compás suyo, la pierna
atrasada se movía hacia delante, cada vez más rápido para
finalmente golpear en seco haciendo que la parte inferior del kimono
aullase con un golpe seco.
—¡Con Kime! Un, dos tres, cuatro...
—¡Kiaai!
— gritamos todos para
liberar nuestra energía en el décimo golpe.
—La pierna, se tiene que recoger después del impacto. Sino nos la pueden agarrar. ¡Venga, diez más!
—...Nueve, diez, ¡Kiai!
— Resonó en la
sala.
—Ahora combinación; Mae geri y soto uke. ¡Hajime!
Los alumnos entrenamos la combinación
patada frontal y bloqueo con el exterior.
—Mate, mate, mate...
—Todos
paramos.
—La parada no puede consistir en poner el brazo en la posición del bloqueo. ¡Tiene que ser un atemi! Como si golpeásemos el brazo del atacante. Con energía, con kime.
Todos intentamos interiorizar su
explicación, y proseguimos: patada bloqueo, patada bloqueo...
—¡Equilibrio! Mantener el equilibrio es
lo más importante! ¿Cómo vamos a luchar si nos caemos nosotros solos?
Hay que visualizar nuestro centro de gravedad y estar siempre
centrado en él. Venaga va, otra vez. ¡Hajime!
Terminamos los
ejercicios, y luego pasamos a practicar con el compañero. Pepe se
puso en el medio y nos hizo una demostración de defensa contra un
golpe de puño circular en la cara.
—Ataca.
—Le dijo a
su uke, que abanzó hacia pepe y giró su punyo.
—Pepe bloqueo el
golpe, y se quedó quieto.
—No. Otra vez. Se tiene que pegar como si tuviésemos intención de golpejar la cara
del compañero. Tenemos que estar atentos, y no se lo para, hay que saber controlar el puño, pero el ataque tiene que ser realista. Si no entrenamos simulando un ataque realista, no sirve de nada el entrenamiento. Uke tiene que hacer bien su trabajo.
Pepe hizo un gesto,
y su uke volvió a golpear con más ímpetu hacia su cara. Él se
giró avanzando, y golpeó con los dos antebrazos bloqueando el brazo
del atacante. Luego con su izquierda agarró su muñeca, la estiró
hacia él para que uke se acercara, y enonces impactó con el reverso
de su puño derecho en las costillas flotantes de uke. Luego se
acercó más, y golpeó con su codo en el mismo sitio. Luego se puso
de espaldas agarrando la cintura de uke, y con un golpe de cadera lo
voltéo hacia el suelo. Entonces terminó la defensa con una luxación
al brazo derecho de uke que nunca había soltado, mientras con las
piernas se apoyaba al derribado atacante.
Se levantó, hizo
un repetición de la defensa, saludó a uke haciendo una reverencia,
dió un golpe de palmas.
—¡Venga va! ¡de dos
en dos, y a practicar!
Luego practicamos
un derribo de judo, tai otoshi, caída del cuerpo.
Esta es una técnica en que no se
derriba por fuerza bruta, sinó al crear un ligero desequilibrio a
uke, al mismo tiempo en que tori se desplaza a un lado girando sobre
sí mismo, creando una especie de vacío delante de uke. Entonces
sólo hay que lanzar la pierna para bloquear los pies de uke, y
seguir girando el cuerpo mientras los brazos empujan a uke en el
vacío. A menudo los profesores y los alumnos fallan en un punto
crucial al aprender esta llave. Se puede desomponer en trocitos; un
tirón, un paso de mi pierna izquierda por detrás, giro de 180º de
mi cuerpo, lanzo la pierna derecha para bloquear las suyas, y hago
fuerza con los brazos para finalizar el derribo. Esta es la manera
cartesiana de aprender el movimiento. Es útil las primeras veces
para familiarizarse con la técnica, pero la mayoría de gente,
incluido los profesores, hacen demasiado énfasis en cada uno de los
movimientos por separado. La comprensión de ésta llave radica en
unificar todos los movmientos en uno de solo. El problema es que los
profesores occidentales, por cultura, no saben explicar esto.
Necesitan el uso de la palabra, y entonces se ven obligados a separar
los movimientos en trocitos. Muy pocos han entendido que el dominio
de la llave es un sensación que engloba los movimientos
continuados con la percepción del momento oportuno, y con la
convicción mental de la posibilidad del derribo.
Y las sensaciones, por definición, son
complejas, y difíciles de expresar con palabras. Son personales,
experiencias individuales que cada uno tiene que asimilar con el uso
de la práctica. No hay otra manera de aprender.
No hay comentarios:
Publicar un comentario