Descargar
Comprar
Me he permitido subir las consideraciones finales del autor en sus epílogos, que contextualizan el cambio de paradigma humano que propone.
El Tao de la Física, pg.136:
Nuestra ciencia y nuestra tecnología están
basadas en la creencia de que la comprensión de la naturaleza implica su
dominio por parte del hombre. Aquí utilizo la palabra hombre a propósito, pues
estoy hablando de una conexión muy importante entre la visión mecanicista del
mundo por parte de la ciencia y el sistema patriarcal de valores: la tendencia
masculina a querer controlarlo todo. En la historia de la ciencia y la
filosofía occidentales esta conexión fue personificada por Francis Bacon,
quien, en el siglo XVII, defendió el nuevo método empírico con términos
apasionados y, a veces francamente perversos. La naturaleza ha de ser
"perseguida en sus errabundeos",
escribió Bacon, "obligada al servicio" y "esclavizada". Se
la debe "meter en cintura" y la meta del científico es
"torturarla hasta que revele sus secretos". Estas violentas imágenes
de la naturaleza como si fuera una mujer a quien hubiera que torturar para que
revelase sus secretos con la ayuda de dispositivos mecánicos, nos recuerda a
las torturas de mujeres durante los juicios por brujería que se celebraban en
aquel siglo XVII, juicios con los que Bacon estaba muy familiarizado, pues fue
juez general del rey James I. Se trata de una relación crucial y temible entre
la ciencia mecanicista y los valores patriarcales, que tuvo un tremendo impacto en el desarrollo
posterior de la ciencia y de la tecnología.
Antes del siglo XVII, los fines de la ciencia
eran la sabiduría, la comprensión del orden natural y el logro de vivir en
armonía con dicho orden. En el siglo XVII esta actitud, que podríamos llamar
ecológica, cambió al signo opuesto. Desde Bacon, el fin de la ciencia ha sido
el conocimiento, que suele ser utilizado para dominar y controlar a la
naturaleza, y hoy, la ciencia y la tecnología se emplean principalmente para
propósitos peligrosos, dañinos y antiecológicos. Este cambio de visión del mundo que ahora está
teniendo lugar tendrá que incluir forzosamente un profundo cambio de valores:
en realidad, un cambio completo de intención pasando del intento de dominar y
controlar la naturaleza a una actitud de cooperación y de no-violencia. Este
tipo de actitud profundamente ecológica es la actitud característica de las
tradiciones espirituales. Los antiguos sabios chinos lo expresaron de forma muy
bella: "Quienes siguen el orden natural, siguen la corriente del
Tao".
Críticas al Tao de la Física
Me gustaría continuar comentando las críticas
que ha tenido El Tao de la Física a lo largo de todos estos años. Una
pregunta que con frecuencia me hacen es: ¿cómo aceptaron mis colegas de la
comunidad física la tesis básica del libro? Como se podría esperar, la mayoría
de los físicos fueron muy desconfiados al principio y algunos incluso se
sintieron amenazados por el libro. Los que se sintieron amenazados,
reaccionaban de un modo típico: con ira. Solían hacer comentarios insultantes y
bastante -virulentos, bien en revistas o en conversaciones privadas, lo cual
reflejaba su propia inseguridad. La razón por la que El Tao la Física podría
considerarse como una amenaza para ellos, estriba en una, muy extendida, mala
interpretación sobre la naturaleza del misticismo. En la comunidad científica
el misticismo ha sido, generalmente, concebido como algo vago, confuso,
nebuloso y decididamente poco científico. Ver sus preciadas teorías comparadas
con esa actividad vaga, confusa y sospechosa resultó, naturalmente, bastante
amenazante para muchos físicos.
Esta apreciación errónea del
misticismo es, ciertamente, muy lamentable, pues al hojear los textos clásicos
de las tradiciones místicas, descubrimos que la profunda experiencia mística
nunca es descrita como algo vago o confuso, sino, al contrario, siempre se
asocia a la claridad. Las típicas metáforas que suelen describir dicha
experiencia suelen ser: "levantar el velo de la ignorancia",
"liberarse de la ilusión", "limpiar el espejo de la mente",
"percibir la luz pura", "alcanzar la plena consciencia"
-todas ellas implican iluminación, claridad. La experiencia mística trasciende
el análisis intelectual, por eso su claridad es de un tipo diferente, sin
embargo, no hay nada vago o confuso en estas experiencias. De hecho, la palabra
enlightenment(iluminación), utilizada en los países de habla inglesa para
describir al siglo XVII europeo, época del nuevo enfoque científico y
cartesiano, es uno de los términos más antiguos y más utilizados para describir
la experiencia mística. Afortunadamente, esta equivocada asociación del
misticismo con cosas vagas y oscuras ya está cambiando. A medida que el
pensamiento oriental ha empezado a interesar cada vez a más personas y la
meditación ha dejado ya de ser considerada como algo ridículo o dudoso, el
misticismo está siendo tomado más en serio, incluso entre la comunidad
científica.
Permítanme
ahora repasar algunas de las críticas más frecuentes efectuadas a El Tao de la
Física, con las que he tropezado muchas veces durante los últimos quince años.
Antes que nada, quiero decir que me complace que entre todas las críticas
recibidas de compañeros físicos, en ninguna de ellas se haya encontrado defecto
alguno en mi exposición de los conceptos de la física moderna. Algunos no están
de acuerdo con la importancia
que doy a ciertos trabajos actuales, pero, que yo sepa, nadie ha hallado
errores en El Tao de La Física. Así que esa parte ha aguantado muy bien durante
estos quince años.
Hay
dos argumentos que se repiten más que ningún otro en las críticas efectuadas a
mi tesis. El primero de ellos dice que los hechos científicos de hoy quedarán
invalidados por las investigaciones de mañana. ¿Cómo, entonces, -pregunta dicha
crítica- puede algo tan pasajero como un modelo o teoría de la física moderna
compararse con la experiencia mística, que se supone atemporal y eterna? ¿No
significaría ello que la verdad del misticismo permanecerá o se derrumbará
según lo hagan las teorías de la física moderna?
Este
argumento parece muy convincente, pero está basado en un concepto erróneo sobre
la naturaleza de la investigación científica. Tiene razón en que en la ciencia
no existe la verdad absoluta. Todas las afirmaciones científicas son
descripciones limitadas y aproximadas, y estas descripciones aproximadas se van
mejorando en trabajos posteriores y en pasos sucesivos. Sin embargo, cuando
estas teorías o modelos son mejorados en pasos sucesivos, el conocimiento no
cambia de forma arbitraria. Cada nueva teoría estará relacionada con la
precedente de una forma bien definida, aunque, en el caso de una revolución
científica esto puede no ser evidente durante cierto tiempo. La nueva teoría
nunca invalida, la antigua de forma absoluta, sencillamente mejora
su enfoque. Por ejemplo, la mecánica cuántica no vino a demostrar que la
mecánica newtoniana estuviera equivocada, tan sólo demostró que la física
newtoniana tenía ciertas limitaciones. Ahora
conviene advertir que, cuando una teoría se extiende a nuevos dominios, cuando
la nueva teoría viene a mejorar el enfoque del tema, no se abandonan todos los
conceptos de la antigua teoría. Y en mi opinión, precisamente los conceptos de
nuestras teorías actuales que se relacionan con las ideas de las tradiciones
místicas, son los que no quedarán invalidados, sino que permanecerán. Y
esto lo puedo aplicar incluso a la física newtoniana. Uno de los
descubrimientos clave de Newton, tal vez su descubrimiento clave y por supuesto
uno de los más famosos, fue el hecho de que existe un orden uniforme en el
universo. Según cuenta la leyenda, Newton advirtió en un súbito instante de
intuición, cuando una manzana cayó del árbol, que la fuerza que atrajo la
manzana hacia la tierra es la misma fuerza que atrae a los planetas hacia el
sol. Ese fue el punto de partida de la teoría de la gravedad newtoniana, y esa idea -la
existencia de un orden uniforme en el universo no quedó invalidada por la
mecánica cuántica ni por la teoría de la relatividad. Al contrario, se vio
confirmada e incluso potenciada por las nuevas teorías. Del mismo modo, pienso
que la unidad y la interrelación del universo y la naturaleza intrínsecamente
dinámica de sus fenómenos naturales -los dos grandes temas de la física
moderna- no quedaran invalidados por futuras investigaciones. Serán
reformulados, y muchos conceptos de hoy, serán sustituidos mañana por un
conjunto de conceptos diferentes. Pero, dicha sustitución tendrá lugar de
manera ordenada, y los temas básicos que utilizo en mi comparación con las
tradiciones místicas se impondrán, creo, en lugar de verse invalidados. Esta
creencia mía ya se está confirmando, no sólo a través de los nuevos avances de la
física, sino también mediante los significativos avances logrados por la
biología.
La segunda crítica, que también he oído repetidas veces, sostiene que los físicos
y los místicos hablan de dos mundos diferentes. Los físicos se ocupan de la
realidad cuántica, algo sin conexión con los fenómenos cotidianos, mientras que
los místicos se ocupan precisamente de fenómenos que tienen lugar a una escala
mayúscula, de cosas que no tienen nada que ver con el mundo de los cuantos.
Bueno.
Antes que nada hemos de darnos cuenta de que la realidad cuántica no está en
absoluto desconectada de los fenómenos a gran escala. Por ejemplo, uno de los
fenómenos físicos más importantes del mundo corriente, la solidez de la materia
es consecuencia directa de ciertos efectos cuánticos. Por tanto, podemos
confirmar este argumento diciendo que los místicos no se ocupan explícitamente
de la realidad cuántica, mientras que los físicos sí.
En lo referente al concepto de dos mundos diferentes, mi punto de vista es que sólo
hay un mundo –este imponente y misterioso mundo, como lo llama Carlos
Castaneda- pero, esta única realidad tiene múltiples aspectos, múltiples
dimensiones y niveles. Los físicos y los místicos se ocupan de aspectos
distintos de la realidad. Los físicos exploran los niveles de la materia, los
místicos los niveles de la mente. Lo que tienen en común sus exploraciones, en
ambos casos, sobrepasa la percepción sensorial ordinaria. Y, como Heisenberg
nos enseñó, si la percepción no es ordinaria, la realidad tampoco lo es. De este modo, nos encontramos con físicos que experimentan las interioridades de
la materia ayudados de sofisticados instrumentos y místicos que experimentan
las interioridades de la consciencia con la ayuda de sofisticadas técnicas de
meditación. Ambos alcanzan un nivel de percepción no ordinario, y en estos
niveles no ordinarios
los modelos y principios de organización que observan parecen ser muy
similares. La forma en que los modelos submicroscópicos están interrelacionados
para los físicos refleja el modo en que los modelos macroscópicos están
interrelacionados para los místicos. Y solamente cuando aislamos esos modelos
macroscópicos en
nuestro modo de percepción ordinaria, los identificamos como objetos ordinarios
e independientes.
Otra
crítica, que con frecuencia se ha suscitado, se muestra de acuerdo en que los
físicos y los místicos se aplican a niveles diferentes de la realidad, pero
argumenta que el nivel de los místicos es espiritual, superior, y que incluye
al nivel inferior en el que ocurren los fenómenos físicos, mientras que el
nivel físico no incluye al espiritual.
Bueno.
Para empezar, quisiera hacer la observación de que llamar superior a un nivel e
inferior a otro es un residuo del pensamiento del antiguo paradigma -de nuevo
la metáfora del edificio en lugar de la red. Sin embargo, estoy de acuerdo en
que la física no tiene nada que decir sobre otros niveles, o dimensiones de la
realidad -vida, mente, consciencia, espíritu, etc. La física no tiene nada que
decir sobre estos niveles, pero la ciencia
sí.
Creo que el nuevo paradigma de la ciencia, para el que propongo mis seis criterios,
ha encontrado su más apropiada formulación en la nueva teoría de vivir, en los
sistemas de autoorganización surgido a partir de la cibernética durante estas
últimas décadas. Ilya Prigogine, Gregory Bateson, Humberto Maturana y Francisco
Varela son algunos de los principales contribuyentes a esta teoría. Es una
teoría que se aplica a organismos vivos individuales, a sistemas sociales y a ecosistemas, y promete llevarnos a una concepción unificada de la vida, de la mente, de la materia y de la evolución.
El enfoque de estos sistemas confirma totalmente los paralelismos existentes
entre la física y el misticismo y añade otros que van más allá del nivel de la
física: el concepto del libre albedrío, los de la vida y la muerte, de la
naturaleza de la mente, y otros más. Entre todos estos conceptos existe una
profunda armonía, tal corno se expresan en la teoría de los sistemas
autoorganizados y sus correspondientes conceptos de las tradiciones místicas.
Evolución actual y posibilidades futuras(pg.138)
Así llegamos a la actual evolución y a las posibilidades futuras en la formulación
de un nuevo paradigma científico. Desde que escribí El Tao de la Física, he
sufrido un importante cambio de percepción en lo referente al papel de la
física en esta evolución. Cuando empecé a estudiar el cambio de paradigma en
las diversas ciencias, me di cuenta de que todo estaba basado en la concepción
del mundo según la física newtoniana, y me pareció que la nueva física era el
modelo ideal para los nuevos conceptos y métodos de otras disciplinas.
Posteriormente, me he dado cuenta de que tal visión da a entender que el nivel
físico es, de algún modo, más fundamental que otros. Hoy considero a la nueva
física, y sobre todo la teoría de la "tira de bota", como un caso
especial del enfoque de sistemas, que se ocupa de sistemas "no
vivos". Aunque el cambio de paradigma en la física sigue teniendo un
especial interés pues fue el primero en la ciencia moderna, la física ha
perdido ya su papel como modelo para otras ciencias.
Por
consiguiente, considero que la evolución futura de la tesis que presenté en El
Tao de la Física no pasa tanto por posteriores exploraciones de los
paralelismos existentes entre la física y el misticismo, como en la extensión
de estos paralelismos a otras ciencias. En realidad, esto se ha efectuado ya, y
desearía mencionar algunos de estos trabajos. En lo que atañe a las similitudes
entre el misticismo y la neurociencia, la mejor fuente que yo conozco es
Francisco Varela, uno de los iniciadores de la teoría de los sistemas
autoorganizados. Varela,
junto con Evan Thomson, está escribiendo un libro sobre la contribución que la
teoría budista sobre la mente puede suponer para la ciencia cognoscitiva.
Mientras tanto, su libro, The Tree of Knowledge, del que es coautor Humberto
Maturana constituye la mejor exposición de sus ideas.
En
psicología, se ha llevado a cabo un notable trabajo en la exploración de las
dimensiones espirituales de la psicología transpersonal. Stanislav Grof, Ken
Wilber, Frances Vaughan, y muchos otros han publicado libros sobre este tema,
muchos de ellos antes que El Tao de la Física, sin olvidara Carl Gustav Jung.
En
las ciencias sociales, la dimensión espiritual surgió con el ensayo de E. F.
Schumacher "Economía Budista", publicado por primera vez a finales de
los sesenta y que, desde entonces, ha sido explorado por muchos grupos y
organizaciones alternativas, tanto en teoría como de un modo práctico. Estrechamente
relacionada con
estos movimientos, surgió una nueva forma de política orientada ecológicamente,
conocida como política Verde, la cual considero como la manifestación política
del cambio cultural hacia el nuevo paradigma. Los aspectos espirituales de este
movimiento político, han sido tratados por Charlene Spretnak en su libro,
Dimensión Espiritual de la Política Verde.
Finalmente,
quisiera decir unas palabras sobre mi modo de ver el misticismo oriental, que
también ha cambiado algo durante los últimos quince años. Ante todo, siempre
estuvo claro para mí, y ya lo dije en El Tao de la Física, que los paralelismos
del tipo que yo señalaba entre la física y el misticismo oriental podrían
también aplicarse a las tradiciones místicas occidentales. Mi próximo libro
Belonging to the Universe, del que es coautor el hermano David Steindl-Rast,
trata algunos de estos paralelismos. Además, ya no creo que en Occidente
podamos adoptar las tradiciones espirituales orientales sin modificarlas de
manera muy significativa a fin de adaptarlas a nuestra cultura. Mis creencias
se ven fortalecidas por las conversaciones que he mantenido con muchos maestros
espirituales orientales, quienes no han podido comprender algunos aspectos
cruciales del nuevo paradigma que está naciendo ahora en Occidente. Por
otro lado, creo también que nuestras propias tradiciones espirituales tendrán
que sufrir algunos cambios radicales a fin de estar en armonía con los valores
del nuevo paradigma. La espiritualidad que se corresponde a esta nueva visión
de la realidad y que estoy aquí perfilando es muy posible que tenga un señalado
carácter ecológico, orientada hacia la tierra y marcadamente postpatriarcal.
Este tipo de espiritualidad está en la actualidad siendo desarrollada por
diferentes grupos y movimientos, tanto dentro como fuera de las religiones.
Un
ejemplo sería la espiritualidad centrada en la creación, promovida por Matthew
Fox y sus colegas en el Holy Names College de Oakland, California. Estos
son tan sólo algunos ejemplos de la evolución del nuevo paradigma. Mi
contribución ha sido ofrecer una síntesis de su aparición y sus implicaciones
sociales en El Punto Crucial y refinar más esa síntesis en colaboración con
algunos notables colegas con quienes fundé una central de pensamiento ecológico,
el Elmwood Institute (P.O.Box 5765, Berkeley, CA 94705).
Durante
estos años he conocido a muchas personas extraordinarias con quienes estoy en
deuda. De estos encuentros nacieron muchas amistades duraderas. Cuando, hace ya
más de veinte años decidí escribir El Tao de la Física inicié un camino que
entrañaba considerables riesgos profesionales, emocionales y económicos. Inicié este camino solo, al igual que muchos de mis amigos y colegas que
hicieron lo mismo en sus respectivos campos. Hoy todos nos sentimos mucho más
fuertes. Estamos inmersos en múltiples movimientos alternativos que forman
parte de lo que yo llamo la "cultura emergente", multitud de grupos
que representan diferentes facetas de la misma nueva visión de la realidad y
que gradualmente se van uniendo para formar una poderosa fuerza de
transformación social.
Fritjof Capra
No hay comentarios:
Publicar un comentario