Hice un parón en las artes marciales de unos siete años,
pues por circunstancias de la vida mi mente estaba absorta en otras ocupaciones
o quehaceres. Pero irremediablemente mi cuerpo y mi mente seguían pidiéndome
que realizase algún tipo de actividad física. Probé en la universidad con el
rugby, pero yo soy más bien bajito, y tener que impactar a la carrera con
hombres que me doblaban en peso suponía un inconveniente a tener en cuenta. El
rugby es un deporte increíblemente bonito, dónde se trabajan los valores de
cooperación entre los compañeros de equipo, comunicación y entendimiento,
dejando pero, siempre algún espacio libre para la hazaña individual. A
diferencia del fútbol americano, aquí no se llevan cascos ni protecciones a
modo de escudo. És tu cuerpo que absorbe exclusivamente los impactos en las
escaramuzas que se producen a lo largo de la violenta búsqueda del rico melón.
Hoy en día, como en las demás épocas pasadas de la humanidad
rige una ideología, una manera de ver el mundo. En el mundo académico, ésta se
llama positivismo o cientifismo, que se caracteriza por pensar que la ciencia
puede llegar a resolver todos los problemas de la humanidad, y propone un
método de estudio de la llamada realidad, el empirismo, inductivismo o método
científico, en el que sólo se considera válida la experiencia, a fin de llegar
a dicho conocimiento. Los positivistas reniegan de la metafísica,
e incluso defienden que la filosofía debe de dejar de preguntarse sobre ésta, y
debe de servir exclusivamente a la Ciencia.
Olvidan a la metafísica, a las premisas a priori, a las
suposiciones que no se puedan demostrar, pero ellos mismos, sin darse cuenta,
son los creadores de la metafísica o creencia mas extendida hoy en día en
nuestra sociedad: el creer que la ciencia puede llegar a conocer y solucionar
todos los problemas humanos, únicamente usando el método hipotético-deductivo.
Éste método es el que se usa en investigación tanto en
ciencias naturales como en ciencias sociales. Evidentemente, los resultados
obtenidos con este método siempre dejan excepciones, porque la realidad que
quieren estudiar es demasiado compleja para su método. Reniegan de las idealizaciones
que son tan comunes en la física, que me han servido a mí para la exposición
del impacto en un placaje de rugby, o en la química. ¿Qué decir también de las
matemáticas, que se mueven enteramente en un mundo ideal, con suposiciones que
no tienen porque corresponder a ninguna realidad?
Pero el positivismo que domina hoy en día las universidades
reniega de estas idealizaciones, que son tan importantes para entender las leyes
naturales o universales que subyacen misteriosamente a toda realidad visible y
medible.
Carl Menger fue un economista austriaco de finales del
S.XIX. A él se le atribuye ser el creador de una corriente de pensamiento
económico : La Escuela Austriaca, de la que sus ponientes tuvieron que
emigrar a los Estados Unidos bajo la persecución Nazi. Allí siguen con fuerza
estas teorías, aunque de momento sólo son defendidas por grupos minoritarios en
aquel país, como los Libertarios.
Carl Menger se revela también como filósofo de la ciencia
con la publicación en 1883 del libro “Investigaciones en el método de las
ciencias sociales con especial referencia a la economía”. En este libro se pueden apreciar muchas
perlas, y muestra que Menger tenía conocimiento de todos los grandes pensadores
hasta la época: Platón, Aristóteles, Bacon, Kant, Locke, Smith, por decir sólo
algunos.
Su aportación revolucionaria es reivindicar, no sólo para
las ciencias naturales, sino también para las ciencias sociales, las
anteriormente citadas idealizaciones, con el fin de poder llegar a entender las
leyes universales infalibles que se ocultan a la simple observación directa de
la llamada realidad.
El método Teórico Exacto, como lo llama Menger,
consta de los siguientes pasos:
a)
Analizar la realidad tomando datos, estadísticas, leer la
historia.
b)
Separar y clasificar esos datos en tipos o elementos
universalmente tipificables
c)
Construir las premisas o suposiciones necesarias(causas) para
que se genere el inevitable desenlace(efecto)
d)
Desarrollar la teoría y dar con las leyes universales que
subyacen.
Hay que decir que la teoría puede ser cierta con las
previamente supuestas y necesarias premisas, aunque la dificultad de encontrar
un caso en la realidad que las cumpla todas y en exclusividad, puede ser
imposible. Recordad que en economía o en las ciencias sociales no estaríamos
estudiando un choque elástico que se puede repetir cada cinco minutos,
sino efectos que pueden tardar años en desarrollarse. Pero no por ello debemos
de dejar de considerar válidas dichas
teorías cuando hay suficientes indicios de que sean ciertas.
En mi humilde opinión, siempre que sea posible hay que
atenerse al racionalismo crítico que desarrollaría Popper mas tarde, el cual
admite abiertamente que no existen verdades absolutas en la ciencia, sino que
ésta es un conjunto de conocimientos que se van superando y refutando a lo
largo del tiempo, avanzando lentamente pero con firmeza.
Las ciencias sociales han adquirido el método
hipotético-deductivo de manera excluyente por la simple razón de la mayor
complejidad que tienen respecto la física o la química. En física también
encontramos teorías basadas exclusivamente en la acumulación de experiencias o
estadísticas en los casos en que hasta la fecha ha sido imposible dilucidar las
leyes que nos permiten predecir el fenómeno. Usamos en estos casos fórmulas
matemáticas construidas con datos estadísticos, suponiendo que el fenómeno
futuro seguirá con la tendencia anterior. Un ejemplo de este caso es la
transmisión de calor.
Quizás por causa de la mayor complejidad, actualmente en el
estudio de la economía solamente se usa el método hipotético-deductivo del que
hacíamos referencia. Pero Menger usa en sus razonamientos, ya sea de manera
consciente o inconsciente, el principio hermético de lo que es arriba es
abajo, y afirma que no hay ninguna diferencia esencial entre las ciencias
sociales, y las naturales o físicas, sino que ésta sería únicamente de grado.
Así pues, ve completamente válido usar las idealizaciones exactas también en la
economía que estudia él, pero no sólo en ella. También en la biología, en la
sociología, la sicología, etc.
Según Menger, la comprensión teórica de cualquier fenómeno
puede ser el resultado de una doble orientación, la empírica-realística y la
exacta-teórica. Son dos orientaciones que se complementan, sin contradecirse.
Otro aspecto a tener en cuenta en sus planteamientos se
tiene que entender en clave de su época, en la que el Romanticismo había dejado
huella. El Romanticismo, como corriente de pensamiento y artística aparece en
el SXIX como reacción al Clasicismo anterior que caracterizó la ilustración
francesa del S.XVIII, el siglo de las luces.
Así pues, el culto a la razón que todavía coleaba de
Descartes, desemboca en el Romanticismo, una corriente en la que predominan las
formas orgánicas y espontáneas, los sentimientos en detrimento de la antes
citada razón. De esta manera la Historia cumple con su dialéctica, y se va al
polo opuesto, dando validez una vez más a las teorías dialécticas Hegelianas.
Así, el nuevo movimiento artístico, filosófico, científico y político reúne lo
mejor de las precedentes etapas de la humanidad, alcanzando ésta
consecuentemente, un estadio superior de conocimiento y relación con su
entorno(tesis, antítesis, síntesis).
Unas breves trazas sobre el Romanticismo, que se caracteriza
por:
Tener una conciencia del Yo como entidad autónoma
dotada de cualidades variables e individuales como la fantasía y el
sentimiento, que tienen más valor que la razón;
Por la primacía del Poeta como demiurgo o creador de
su universo;
Por la defensa de la Libertad individual del hombre;
Y muestra una fascinación por la naturaleza en su estado
salvaje y orgánico.
Menger arranca directamente de la concepción romántica de la
realidad, y concibe la espontaneidad orgánica e irracional como origen
primigenio de los estados, leyes, las lenguas y la economía, que se fundarían
de forma involuntaria e inconsciente como consecuencia directa de la suma de
las necesidades individuales de los hombres. Las leyes, en primera instancia se
formarían para protegerse del despotismo o abusos de algunos. Aunque esto seria
solamente en su estado inicial, como origen. A lo largo de generaciones, las
leyes o normas de convivencia no escritas se irían asentando, y pasarían a
formar una entidad externa a los individuos, que las perciben ahora como algo
superior o divino, perdiendo la comprensión del origen interior de ellas.
Entonces se crean las religiones o normas, que en éste paso de la historia
humana, ya se crean de forma positiva: es decir, intencionada, no espontánea.
Los gobernantes aprovechan el olvido original y, en muchos casos, legislan
únicamente en función de sus intereses, con una nueva casta de legisladores que
sirven a sus propósitos. Para Menger, entender y comprender éste origen
natural, espontáneo o involuntario que se dio en los albores de la civilización
como consecuencia de las necesidades de la mayoría de sus individuos, es
crucial para poder legislar de forma efectiva, así como para poder aplicar las
teorías científicas resultantes de dicho esfuerzo en la práctica política
habitual. ¿Pero qué pasa cuando queremos estudiar una época en la que no hay
registros históricos? Es decir, nos encontramos en la llamada prehistoria?
Entonces el método empírico o estadístico se vuelve imposible. ¿Y por ello
debemos dejar de investigar este ámbito de conocimiento? Claro que no. Pero las
dificultades evidentes dejan en este caso únicamente el paso a la ciencia
exacta o teórica.
Haciendo una analogía con la condición humana, sería lo
mismo que afirmar el hecho de que hay que intentar comprenderse a uno mismo,
mirar en tu interior e inconsciente para poder así tomar las decisiones
correctas en la vida, que nos lleven a la anhelada felicidad que todos
deseamos. Ésto que no se acostumbra a practicar mucho en nuestra sociedad
actual sí que estaba pero, en el templo de Delfos de la Grecia Clásica,
donde en sus puertas había la inscripción Conócete a ti mismo. Nada
nuevo bajo el sol.
Nuestro filósofo olvidado hace, en el siglo XIX la analogía
de un estado con un ser vivo. En un ser vivo como una planta, por ejemplo, las
células no son controladas de modo central y racional, sino que ellas mismas se
organizan y distribuyen sus tareas en beneficio del máximo rendimiento del
conjunto del organismo, repercutiendo así también en beneficio de cada una de
las células que lo conforman. De forma espontánea o autónoma, no racional o
impuesta. En el origen de los estados sucedería lo mismo, pero a un nivel
superior de complejidad, evidentemente. Como bien definen ahora las teorías
evolutivas, aquellas organizaciones orgánicas que no tienen éxito en adaptarse
al entorno, o son ineficientes respecto a otras de más eficientes, dejan de
existir.
Menger pero, no se queda ahí, y realiza la siguiente
reflexión para el estudio de los organismos vivos, ya sean los animales, las plantas,
o las organizaciones sociales a las que hacíamos referencia:
Las
ciencias que estudian los organismos no pueden estudiarlos exclusivamente como
una simple yuxtaposición de sus partes y órganos, sino que también se tienen
que estudiar como lo que son, és decir, como a un Todo. Ya que los organismos
se presentan a nosotros en cualquier caso como unidades, y sus funciones como
manifestaciones vitales de los organismos en su totalidad, esto presenta un
problema que tiene que ser resuelto por la interpretación exacta de la
naturaleza y de las funciones de los organismos.
No hay que decir que la medicina actual no tiene en cuenta
para nada esta concepción holística de los humanos, estudiando el hombre como
si su cabeza no tuviese nada que ver con su físico, o con el entorno en el que
está. Los problemas físicos no tienen absolutamente nada que ver con los
psicológicos según la doctrina actual de la medicina. El concepto aristotélico
de holismo se adecua perfectamente a la concepción orgánica de Menger.
Para que se entienda en qué consiste aplicar la teoría
exacta en las ciencias sociales, vamos a reproducir el mismo ejemplo que Menger
utiliza en su Investigaciones.
El ejemplo corresponde al incremento de precio de un bien
cuando aumenta su demanda.
Axiomas o proposiciones(tienen que cumplirse sine quanon
para que se cumpla la ley):
- Que todos los sujetos económicos considerados persiguen proteger su interés económico de manera completa.
- Que en la formación del precio, los sujetos económicos que intervienen poseen conocimiento de su objetivo económico y de cuáles son las maneras para conseguirlo.
- Que conocen la situación económica.
- Que no hay ninguna fuerza externa cohercionando su libertad económica.
El cumplimiento de los cuatro casos anteriormente citados no
hay que decir, supone un caso ideal muy alejado de nuestra realidad cotidiana.
Pero en el caso hipotético de que se cumpliesen esos preceptos, y la demanda o
necesidad de las personas o empresas por un bien aumentase, manteniéndose por
otro lado igual su oferta en el mercado, entonces inevitablemente el precio de
ese bien subiría de una forma cuantificable.
En la realidad, pero, se podría dar el caso que el precio de
dicho bien se mantuviese igual, aunque si dejara de cumplirse cualquiera de los
cuatro preceptos anteriores, la teoría no por eso dejaría de poseer la más
absoluta validez.
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