Las drogas psicodélicas se han usado a
lo largo de toda la historia de la humanidad, siendo una parte
fundamental de los ritos de iniciación mística en los rituales
paganos de Europa, eliminados deliberadamente por la religión
cristiana con el uso de la violencia.
A mediados del siglo XX, los
científicos aislaron la molécula LSD que poseía un hongo, y
entonces su consumo se extendió exponencialmente, formando parte
inseparable de la contracultura hippie de los años sesenta y
setenta.
¿Qué pasa con los alucinógenos?
¿Distorsionan la realidad, o por contra, nos muestran información
sobre la realidad?
Los psicólogos y psiquiatras pronto
descubrieron que los pacientes tratados con psicodélicos sanaban de
forma más rápida. ¿Por qué sucedió esto?
Los psicodélicos tienen la virtud de
liberar bloqueos mentales, llevar traumas del pasado a un nivel
consciente... ¿Por qué?
Porque de alguna manera forman un
puente de unión entre la mente racional consciente y la mente
intuitiva inconsciente. Unen el mundo de la realidad
espacio-temporal que conocemos en la vigilia, con el mundo de los
sueños que experimentamos mientras dormimos.
Hay que saber algo del mundo de los
sueños, y éste es uno de los errores en los que cayó Freud al
intentar estudiarlos. Freud aplicó la objetividiad científica a los
símbolos oníricos, que por su propia naturaleza, són personales,
subjetivos. El rostro de una persona determinada en un sueño puede
signifar A para alguien, y B para otro. Porque cada
mente, cada individuo humano tiene su historia, su vida.
Y como todo el mundo sabe, los
psicodélicos se prohibieron tajantemente por parte de los gobiernos
autoritarios, e incluso se impidió la investigación científica en
estos ámbitos.
Debemos dar las gracias a hombres
intrépidos y estudiosos que hicieron caso omiso a los dogmas
establecidos por las instituciones, que arriesgaron su vida, su
mente, su conciencia, para escarbar en el mundo de los estados
alterados de la mente, en el inconsciente humano con la ayuda de
alucinógenos. Uno de estos hombres es Terence McKenna, del que dejo
un video al final del post. No estoy de acuerdo en la promoción
activa que hace de las drogas alucinógenas, pero sí con muchos
puntos cruciales que tiene que enfrentar la cultura actual.
No estoy de acuerdo en el uso
indiscriminado de los alucinógenos, pues todo tiene su parte mala, y
hay que ser consciente de ella antes de echarse a flipar
colores...
A) Hay que ser consciente que vivimos
en una sociedad con unos valores altamente racionales. Los sueños,
las experiencias psicodélicas o místicas, no encajan en el
positivismo académico ni en las religiones monoteístas, los pilares
de la cultura actual. Tener “conexiones” con el mundo mental o
espiritual puede causar un chock a nuestra mente, a nuestras
relaciones habituales en el seno de la sociedad, incomprensión,
tanto personal, como en el momento de intentar expresar estas
experiencias con el lenguaje, pues es un instrumento racional, y por
tanto limitado.
En la antiguedad y en las religiones
chamánicas, se tomaban psicodélicos en un ritual muy estudiado y
controlado, en donde había una preparación, iniciación... algo que
desapareció de la cultura occidental, en donde el sacerdote o la
sacerdotisa orientaba al adepto para que pudiese interpretar
correctamente “aquello” que veía.
B)Uno de los problemas de la sociedad
actual es que funciona a través de las modas, y la cultura ha
evolucionado hacia unas subculturas o tribus urbanas que poseen unas
normas de conducta propias que han sustituido a la religión
tradicional. De esta manera, tomarse un tripi puede ser un
medio para ser aceptado en uno de estos grupos, porque así
demuestras que eres “guai”.
C)Luego está el uso de las drogas como
evasión de la realidad, como medio de aplazar la toma de decisiones
en la vida de cada uno.
La combinación de los puntos A, B, y
C, te pueden destruir físicamente, llevarte a la locura, o incluso a
la muerte. Por eso no defiendo la toma indiscriminada de
psicodélicos. Son una herramienta interesante si se usan como
complemento al trabajo de autoconocimiento interior. Un
autoconocimiento que tiene mucha relación con el pensamiento de
oriente. Leer sobre hinduísmo, budismo, taoísmo y zen es crucial
para poder incorporar estas experiencias de una forma positiva para
nosotros.
Alan Watts ha sido uno de los grandes
divulgadores de la cultura oriental para occidente, y recomiendo la
lectura de su libro El camino del zen.
Allí se encuentran resumidos los conceptos en los que se basan las
doctrinas mencionadas con anterioridad, aunque hay que tener claro
que Un Libro, NUNCA
será El Camino. El
Camino está en la
experiencia personal e
intransferible de cada uno.
Pero
escuchando (o leyendo) este video de tan solo diez minutos a
conciencia, ya nos haremos una idea clara de lo que hay que saber.
Si te
ha quedado claro, entonces podemos pasar al meollo del asunto. Si no
has comprendido el video anterior, te recominendo que le des al botón
de repeat. Y si te ves
con fuerza para pasar al siguiente nivel, aquí está el gran
psiconauta Terence McKenna que nos va a iluminar un poco... Túmbate
en el sofá, y relájate...
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