Presentación

Este blog está realizado con el objetivo de divulgar conocimientos sobre filosofía, ciencia, sociedad, política y espiritualidad en un intento de unir estas disciplinas que en la actualidad se estudian por separado. Continuar leyendo la presentación

jueves, 25 de abril de 2013

Os quiero


Muy bien.

Dios, en forma de verdad absoluta de las cosas, de imposición divina indiscutible externa a uno mismo, se puede dar ya por muerto.

Los valores que hemos heredado en nuestra sociedad son valores totalitarios, herencia de sociedades patriarcales que han estado los últimos milenios arraigándose en todos los ámbitos de la cultura: lenguaje, ciencia, economía, política y educación.

¿Y ahora qué? Se preguntarán ustedes...

¿Tenemos que recuperar las viejas tradiciones matriarcales? El culto a la Luna, por ejemplo, la triple diosa(creciente, llena, menguante) precursora por otro lado, del culto cristiano de la santísima trinidad, y que forma una parte muy significativa de la mitología griega y pagana?

La relatividad y la subjetividad de todos los conceptos que deriva de las últimas investigaciones sobre los fundamentos de la “realidad” por parte de la física cuántica, realmente suponen un varapalo para muchas conciencias “rectas”, “virtuosas” y “bien” educadas de nuestra sociedad.

Que nada sea eterno, no quiere decir que todo de igual. La ciencia puede acotar los ámbitos de aplicación de los conocimientos, como ha hecho el ser humano desde que se bajó de los árboles, y transmitirlos en forma de lenguaje, como aprendió a hacer también de alguna manera por aquel entonces... la diferencia ahora estriba en que todo tiene que ser contextualizado, para poder ser transmitido en forma de lenguaje, explicando bien la concepción que se tiene de los conceptos que se usan, pues según el ámbito de aplicación, o la formación que haya recibido una persona, su procedencia, etc, una misma palabra puede llegar a significar cosas muy distintas en la mente de dos interlocutores.

El hecho de que Todo esté interconectado, a parte de imposibilitar la comprensión de individualidades totalmente extraídas del resto, es una entelequia de difícil comprensión. De hecho, ha sido y es constantemente fuente de malinterpretaciones por mentes todavía influenciadas por los viejos valores. Incluso las ramas ancestrales del conocimiento místico, se ha visto a lo largo de los últimos milenios, cómo han ido perdiendo su esencia, llegando a categorizar y venerar conceptos que también son relativos, como por ejemplo, el Amor.

No hay una categorización conceptual que haya hecho más daño en la historia de la humanidad como la veneración absoluta de la palabra Amor. No hay que decir que fue el caballo de batalla del cristianismo, y vemos cómo en la sociedad occidental postcristiana se sigue venerando a esta palabra, que sin reflexionar sobre ella, sin darle nuevos significados, acaba siendo lo que es: una palabra, que puede llegar a no tener nada que ver con la realidad.

No hay que decir que hippismo, pacifismo o neobudismo, veneran esta palabra como si fuera la verdad absoluta, igual que lo hace la Iglesia Católica y Apostólica Romana, por poner un ejemplo.

Que todos los humanos que formamos parte de este planeta estemos conectados en forma de una red es un hecho evidente, de la misma forma que si te dedicas a hacer daño a las personas, lo más probable es que te lo terminen haciendo a ti. Esto que en el budismo se llamaba Karma, es tan evidente que no hace falta discutirlo. Pero de aquí al concepto abstracto de que hay que amar a todo el mundo, la verdad es que hay un trecho importante. Antes que el amor incondicional, hay que realizar que nosotros sí, tú, la persona que estás leyendo esto ahora, eres un nudo de esta red, con un importante grado de autonomía e independencia. Condicionado por el entorno, evidentemente, pero con voluntad propia y capacidad para pensar, sentir, y decidir lo que es más importante en tu realidad diaria. Si dejas estas reflexiones a las demás personas, bajo la excusa del amor, vas a sufrir mucho. Mucho, pero que mucho. Porque por más que quieras a alguien, aquella persona no puede entrar dentro de tu mente, de tus emociones, para comprenderte al 100%. Podrás compartir cosas, pero raras veces podrás fusionarte de manera completa con aquella otra persona.

Puede haber gente, que por ignorancia, puede hacer daño a otras personas. ¿Hay que ser condescendiente, y simplemente perdonar? Evidentemente que no. Hay que hacer ver a las otras personas sus errores, en la medida de lo posible, claro.

Aah... amigos... como ya sabían Schopenhauer y Nietzsche, mucho antes de que Freud intentara categorizar los enrevesados entresijos de la mente inconsciente, muchas veces actuamos sin darnos cuenta. Guiados por nuestro subconsciente. Sin tener en cuenta esto, puedes esconderte debajo de la magnífica palabra Amor, que si no conoces tus miedos y frustraciones, vas a hacer mucho daño, aunque tú puedes no darte ni cuenta, a no ser que alguien te lo explique, o te lo haga ver de alguna manera.

Los avances de la relatividad relacionados con la psicología, para muchos provocan un vacío, el nihilismo: no creer en nada como verdad eterna. Pero que no creamos ya en las palabras como medio de transmitir y comprender la realidad, no quiere decir que creamos en nada... podemos creer en la apreciación de la belleza, en el arte, en el juego, en la diversión, todos estos son conceptos subjetivos, intransferibles, que requieren la experiencia del individuo, y sin ella se convierten en conceptos vacíos.

Nietzsche se defendía de las críticas que recibía de ser nihilista diciendo que los nihilistas eran los cristianos y los que creían en las categorías universales del lenguaje como la razón, el amor, la ciencia, pues ello implicaba automáticamente la negación de la realidad emocional propia e intransferible, la negación de TÚ vida en el momento actual y presente.

Evidentemente, podemos transferir conocimientos mediante el lenguaje. Lo que digo es que hay que vigilar, y saber en todo momento que es lenguaje: hemisferio izquierdo masculino cerebral, y tiene sus limitaciones, como bien saben las mujeres.

Para empezar a cuidar las sutilezas del lenguaje, voy a poner un ejemplo:

One Love, la canción de Bob Marley, hace referencia a la interconexión de todas las cosas, a esta matriz invisible que abarca todo. Yo prefiero llamarle el Todo en vez del Uno. Pues, llamarle uno implica que hay el dos, y el tres... en cambio, si lo llamamos el Todo, implica que más allá del Todo, no hay nada. Sí, amigos míos, más allá del todo no hay nada, ni el odio. El Todo, incorpora tanto al Amor como al Odio, así como la realidad “física” está constituida por fuerzas de atracción y de repulsión, y sin las fuerzas de repulsión, no existiría el mundo tal como lo conocemos, pues Todo se encontraría aplastado, sin la posibilidad del movimiento y de la generación, concentrado en una especie de “masa” totalmente muerta.

Voy a usar la leyenda hindú de la creación, la danza de Shiva para ilustrar la relación necesaria entre las fuerzas constructivas y destructivas para la existencia de éste maravillosos y diverso universo nuestro:

Desde su antebrazo inferior derecho se desenrolla una cobra. La Luna Creciente(nacimiento y crecimiento) y un cráneo(muerte) posan sobre su tocado: también tiene en él una flor de estramonio, planta con la que se prepara un veneno. La mano superior derecha de Shiva, sostiene un tambor, llamado Damaru, que simboliza el sonido que marca el ritmo espacio-temporal y la primera actividad de Shiva llamada Sristi, la creación. La mano superior izquierda sostiene una llama, que es la energía que impulsa al mundo y que acabará por devorarlo, es el fuego(Agni), el elemento de la destrucción, pero también de la renovación. El equilibrio de las dos manos representa el dinámico equilibrio entre la creación y la destrucción del mundo, equilibrio que se ve acentuado por la expresión serena e imparcial del rostro del danzante: ni placer ni dolor, en el centro de las dos manos y donde la polaridad de la creación y la destrucción es disuelta y trascendida. Su diestra inferior está alzada en el mudra llamado Abhaya que significa “no temais” y simboliza conservación y paz para aquellos que siguen los caminos del Dharma. La siniestra inferior apunta a su pie izquierdo alzado y está en la posición del elefante, que abre los caminos a través de la “selva del mundo”, símbolo de la liberación(Anugraha) del encanto de Maya, la gran ilusión que engaña a los profanos, los dormidos, con la apariencia de que el mundo es real.

El arete derecho de Shiva es de hombre, el izquierdo de mujer, porque el dios incluye y está por encima de las parejas de contrarios creadas por el mundo sublunar. Los brazaletes de Shiva, los aros de sus brazos, tobillos y el cordón brahmínico son serpientes vivas. En sus cabellos está escondida una pequeña imagen de la diosa Ganga, porqué Shiva es quien recibe en su cabeza el choque del descendimiento del divino río Ganges desde los cielos, y quien permite que las aguas que dan vida corran suavemente a la Tierra para refrescar física y espiritualmente a los hombres.

El aro ígneo a su alrededor es el Universo manifestado a partir de la Gran Explosión Primigenia, además de representar la naturaleza circular o cíclica del tiempo. La serpiente en su cintura es Kundalini, la energía sexual creadora. La pequeña figura que es aplastada por el pie derecho de Shiva es el demonio Avidya, la Ignorancia misma que debe ser derrotada antes de alcanzar la liberación.



martes, 23 de abril de 2013

Un libro: El Tao de la Física

Fritjof Capra nos explica en su libro El Tao de la Física las similitudes entre la física nuclear y las tradiciones místicas espirituales de oriente. Está orientado a cualquier profano tanto en Física como en las corrientes de pensamiento oriental que tenga inquietud en aprender más sobre estos campos que misteriosamente se están mostrando interrelacionados...

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Me he permitido subir las consideraciones finales del autor en sus epílogos, que contextualizan el cambio de paradigma humano que propone.

El Tao de la Física, pg.136:

Nuestra ciencia y nuestra tecnología están basadas en la creencia de que la comprensión de la naturaleza implica su dominio por parte del hombre. Aquí utilizo la palabra hombre a propósito, pues estoy hablando de una conexión muy importante entre la visión mecanicista del mundo por parte de la ciencia y el sistema patriarcal de valores: la tendencia masculina a querer controlarlo todo. En la historia de la ciencia y la filosofía occidentales esta conexión fue personificada por Francis Bacon, quien, en el siglo XVII, defendió el nuevo método empírico con términos apasionados y, a veces francamente perversos. La naturaleza ha de ser "perseguida en sus errabundeos", escribió Bacon, "obligada al servicio" y "esclavizada". Se la debe "meter en cintura" y la meta del científico es "torturarla hasta que revele sus secretos". Estas violentas imágenes de la naturaleza como si fuera una mujer a quien hubiera que torturar para que revelase sus secretos con la ayuda de dispositivos mecánicos, nos recuerda a las torturas de mujeres durante los juicios por brujería que se celebraban en aquel siglo XVII, juicios con los que Bacon estaba muy familiarizado, pues fue juez general del rey James I. Se trata de una relación crucial y temible entre la ciencia mecanicista y los valores patriarcales, que tuvo un tremendo impacto en el desarrollo posterior de la ciencia y de la tecnología.
Antes del siglo XVII, los fines de la ciencia eran la sabiduría, la comprensión del orden natural y el logro de vivir en armonía con dicho orden. En el siglo XVII esta actitud, que podríamos llamar ecológica, cambió al signo opuesto. Desde Bacon, el fin de la ciencia ha sido el conocimiento, que suele ser utilizado para dominar y controlar a la naturaleza, y hoy, la ciencia y la tecnología se emplean principalmente para propósitos peligrosos, dañinos y antiecológicos. Este cambio de visión del mundo que ahora está teniendo lugar tendrá que incluir forzosamente un profundo cambio de valores: en realidad, un cambio completo de intención pasando del intento de dominar y controlar la naturaleza a una actitud de cooperación y de no-violencia. Este tipo de actitud profundamente ecológica es la actitud característica de las tradiciones espirituales. Los antiguos sabios chinos lo expresaron de forma muy bella: "Quienes siguen el orden natural, siguen la corriente del Tao".


Críticas al Tao de la Física


Me gustaría continuar comentando las críticas que ha tenido El Tao de la Física a lo largo de todos estos años. Una pregunta que con frecuencia me hacen es: ¿cómo aceptaron mis colegas de la comunidad física la tesis básica del libro? Como se podría esperar, la mayoría de los físicos fueron muy desconfiados al principio y algunos incluso se sintieron amenazados por el libro. Los que se sintieron amenazados, reaccionaban de un modo típico: con ira. Solían hacer comentarios insultantes y bastante -virulentos, bien en revistas o en conversaciones privadas, lo cual reflejaba su propia inseguridad. La razón por la que El Tao la Física podría considerarse como una amenaza para ellos, estriba en una, muy extendida, mala interpretación sobre la naturaleza del misticismo. En la comunidad científica el misticismo ha sido, generalmente, concebido como algo vago, confuso, nebuloso y decididamente poco científico. Ver sus preciadas teorías comparadas con esa actividad vaga, confusa y sospechosa resultó, naturalmente, bastante amenazante para muchos físicos.

Esta apreciación errónea del misticismo es, ciertamente, muy lamentable, pues al hojear los textos clásicos de las tradiciones místicas, descubrimos que la profunda experiencia mística nunca es descrita como algo vago o confuso, sino, al contrario, siempre se asocia a la claridad. Las típicas metáforas que suelen describir dicha experiencia suelen ser: "levantar el velo de la ignorancia", "liberarse de la ilusión", "limpiar el espejo de la mente", "percibir la luz pura", "alcanzar la plena consciencia" -todas ellas implican iluminación, claridad. La experiencia mística trasciende el análisis intelectual, por eso su claridad es de un tipo diferente, sin embargo, no hay nada vago o confuso en estas experiencias. De hecho, la palabra enlightenment(iluminación), utilizada en los países de habla inglesa para describir al siglo XVII europeo, época del nuevo enfoque científico y cartesiano, es uno de los términos más antiguos y más utilizados para describir la experiencia mística. Afortunadamente, esta equivocada asociación del misticismo con cosas vagas y oscuras ya está cambiando. A medida que el pensamiento oriental ha empezado a interesar cada vez a más personas y la meditación ha dejado ya de ser considerada como algo ridículo o dudoso, el misticismo está siendo tomado más en serio, incluso entre la comunidad científica.

Permítanme ahora repasar algunas de las críticas más frecuentes efectuadas a El Tao de la Física, con las que he tropezado muchas veces durante los últimos quince años. Antes que nada, quiero decir que me complace que entre todas las críticas recibidas de compañeros físicos, en ninguna de ellas se haya encontrado defecto alguno en mi exposición de los conceptos de la física moderna. Algunos no están de acuerdo con la importancia que doy a ciertos trabajos actuales, pero, que yo sepa, nadie ha hallado errores en El Tao de La Física. Así que esa parte ha aguantado muy bien durante estos quince años. Hay dos argumentos que se repiten más que ningún otro en las críticas efectuadas a mi tesis. El primero de ellos dice que los hechos científicos de hoy quedarán invalidados por las investigaciones de mañana. ¿Cómo, entonces, -pregunta dicha crítica- puede algo tan pasajero como un modelo o teoría de la física moderna compararse con la experiencia mística, que se supone atemporal y eterna? ¿No significaría ello que la verdad del misticismo permanecerá o se derrumbará según lo hagan las teorías de la física moderna? Este argumento parece muy convincente, pero está basado en un concepto erróneo sobre la naturaleza de la investigación científica. Tiene razón en que en la ciencia no existe la verdad absoluta. Todas las afirmaciones científicas son descripciones limitadas y aproximadas, y estas descripciones aproximadas se van mejorando en trabajos posteriores y en pasos sucesivos. Sin embargo, cuando estas teorías o modelos son mejorados en pasos sucesivos, el conocimiento no cambia de forma arbitraria. Cada nueva teoría estará relacionada con la precedente de una forma bien definida, aunque, en el caso de una revolución científica esto puede no ser evidente durante cierto tiempo. La nueva teoría nunca invalida, la antigua de forma absoluta, sencillamente mejora su enfoque. Por ejemplo, la mecánica cuántica no vino a demostrar que la mecánica newtoniana estuviera equivocada, tan sólo demostró que la física newtoniana tenía ciertas limitaciones. Ahora conviene advertir que, cuando una teoría se extiende a nuevos dominios, cuando la nueva teoría viene a mejorar el enfoque del tema, no se abandonan todos los conceptos de la antigua teoría. Y en mi opinión, precisamente los conceptos de nuestras teorías actuales que se relacionan con las ideas de las tradiciones místicas, son los que no quedarán invalidados, sino que permanecerán. Y esto lo puedo aplicar incluso a la física newtoniana. Uno de los descubrimientos clave de Newton, tal vez su descubrimiento clave y por supuesto uno de los más famosos, fue el hecho de que existe un orden uniforme en el universo. Según cuenta la leyenda, Newton advirtió en un súbito instante de intuición, cuando una manzana cayó del árbol, que la fuerza que atrajo la manzana hacia la tierra es la misma fuerza que atrae a los planetas hacia el sol. Ese fue el punto de partida de la teoría de la gravedad newtoniana, y esa idea -la existencia de un orden uniforme en el universo no quedó invalidada por la mecánica cuántica ni por la teoría de la relatividad. Al contrario, se vio confirmada e incluso potenciada por las nuevas teorías. Del mismo modo, pienso que la unidad y la interrelación del universo y la naturaleza intrínsecamente dinámica de sus fenómenos naturales -los dos grandes temas de la física moderna- no quedaran invalidados por futuras investigaciones. Serán reformulados, y muchos conceptos de hoy, serán sustituidos mañana por un conjunto de conceptos diferentes. Pero, dicha sustitución tendrá lugar de manera ordenada, y los temas básicos que utilizo en mi comparación con las tradiciones místicas se impondrán, creo, en lugar de verse invalidados. Esta creencia mía ya se está confirmando, no sólo a través de los nuevos avances de la física, sino también mediante los significativos avances logrados por la biología.

La segunda crítica, que también he oído repetidas veces, sostiene que los físicos y los místicos hablan de dos mundos diferentes. Los físicos se ocupan de la realidad cuántica, algo sin conexión con los fenómenos cotidianos, mientras que los místicos se ocupan precisamente de fenómenos que tienen lugar a una escala mayúscula, de cosas que no tienen nada que ver con el mundo de los cuantos.

Bueno. Antes que nada hemos de darnos cuenta de que la realidad cuántica no está en absoluto desconectada de los fenómenos a gran escala. Por ejemplo, uno de los fenómenos físicos más importantes del mundo corriente, la solidez de la materia es consecuencia directa de ciertos efectos cuánticos. Por tanto, podemos confirmar este argumento diciendo que los místicos no se ocupan explícitamente de la realidad cuántica, mientras que los físicos sí.

En lo referente al concepto de dos mundos diferentes, mi punto de vista es que sólo hay un mundo –este imponente y misterioso mundo, como lo llama Carlos Castaneda- pero, esta única realidad tiene múltiples aspectos, múltiples dimensiones y niveles. Los físicos y los místicos se ocupan de aspectos distintos de la realidad. Los físicos exploran los niveles de la materia, los místicos los niveles de la mente. Lo que tienen en común sus exploraciones, en ambos casos, sobrepasa la percepción sensorial ordinaria. Y, como Heisenberg nos enseñó, si la percepción no es ordinaria, la realidad tampoco lo es. De este modo, nos encontramos con físicos que experimentan las interioridades de la materia ayudados de sofisticados instrumentos y místicos que experimentan las interioridades de la consciencia con la ayuda de sofisticadas técnicas de meditación. Ambos alcanzan un nivel de percepción no ordinario, y en estos niveles no ordinarios los modelos y principios de organización que observan parecen ser muy similares. La forma en que los modelos submicroscópicos están interrelacionados para los físicos refleja el modo en que los modelos macroscópicos están interrelacionados para los místicos. Y solamente cuando aislamos esos modelos macroscópicos en nuestro modo de percepción ordinaria, los identificamos como objetos ordinarios e independientes.

Otra crítica, que con frecuencia se ha suscitado, se muestra de acuerdo en que los físicos y los místicos se aplican a niveles diferentes de la realidad, pero argumenta que el nivel de los místicos es espiritual, superior, y que incluye al nivel inferior en el que ocurren los fenómenos físicos, mientras que el nivel físico no incluye al espiritual.

Bueno. Para empezar, quisiera hacer la observación de que llamar superior a un nivel e inferior a otro es un residuo del pensamiento del antiguo paradigma -de nuevo la metáfora del edificio en lugar de la red. Sin embargo, estoy de acuerdo en que la física no tiene nada que decir sobre otros niveles, o dimensiones de la realidad -vida, mente, consciencia, espíritu, etc. La física no tiene nada que decir sobre estos niveles, pero la ciencia sí.

Creo que el nuevo paradigma de la ciencia, para el que propongo mis seis criterios, ha encontrado su más apropiada formulación en la nueva teoría de vivir, en los sistemas de autoorganización surgido a partir de la cibernética durante estas últimas décadas. Ilya Prigogine, Gregory Bateson, Humberto Maturana y Francisco Varela son algunos de los principales contribuyentes a esta teoría. Es una teoría que se aplica a organismos vivos individuales, a sistemas sociales y a ecosistemas, y promete llevarnos a una concepción unificada de la vida, de la mente, de la materia y de la evolución. El enfoque de estos sistemas confirma totalmente los paralelismos existentes entre la física y el misticismo y añade otros que van más allá del nivel de la física: el concepto del libre albedrío, los de la vida y la muerte, de la naturaleza de la mente, y otros más. Entre todos estos conceptos existe una profunda armonía, tal corno se expresan en la teoría de los sistemas autoorganizados y sus correspondientes conceptos de las tradiciones místicas.

Evolución actual y posibilidades futuras(pg.138)

Así llegamos a la actual evolución y a las posibilidades futuras en la formulación de un nuevo paradigma científico. Desde que escribí El Tao de la Física, he sufrido un importante cambio de percepción en lo referente al papel de la física en esta evolución. Cuando empecé a estudiar el cambio de paradigma en las diversas ciencias, me di cuenta de que todo estaba basado en la concepción del mundo según la física newtoniana, y me pareció que la nueva física era el modelo ideal para los nuevos conceptos y métodos de otras disciplinas. Posteriormente, me he dado cuenta de que tal visión da a entender que el nivel físico es, de algún modo, más fundamental que otros. Hoy considero a la nueva física, y sobre todo la teoría de la "tira de bota", como un caso especial del enfoque de sistemas, que se ocupa de sistemas "no vivos". Aunque el cambio de paradigma en la física sigue teniendo un especial interés pues fue el primero en la ciencia moderna, la física ha perdido ya su papel como modelo para otras ciencias.

Por consiguiente, considero que la evolución futura de la tesis que presenté en El Tao de la Física no pasa tanto por posteriores exploraciones de los paralelismos existentes entre la física y el misticismo, como en la extensión de estos paralelismos a otras ciencias. En realidad, esto se ha efectuado ya, y desearía mencionar algunos de estos trabajos. En lo que atañe a las similitudes entre el misticismo y la neurociencia, la mejor fuente que yo conozco es Francisco Varela, uno de los iniciadores de la teoría de los sistemas autoorganizados. Varela, junto con Evan Thomson, está escribiendo un libro sobre la contribución que la teoría budista sobre la mente puede suponer para la ciencia cognoscitiva. Mientras tanto, su libro, The Tree of Knowledge, del que es coautor Humberto Maturana constituye la mejor exposición de sus ideas. En psicología, se ha llevado a cabo un notable trabajo en la exploración de las dimensiones espirituales de la psicología transpersonal. Stanislav Grof, Ken Wilber, Frances Vaughan, y muchos otros han publicado libros sobre este tema, muchos de ellos antes que El Tao de la Física, sin olvidara Carl Gustav Jung. En las ciencias sociales, la dimensión espiritual surgió con el ensayo de E. F. Schumacher "Economía Budista", publicado por primera vez a finales de los sesenta y que, desde entonces, ha sido explorado por muchos grupos y organizaciones alternativas, tanto en teoría como de un modo práctico. Estrechamente relacionada con estos movimientos, surgió una nueva forma de política orientada ecológicamente, conocida como política Verde, la cual considero como la manifestación política del cambio cultural hacia el nuevo paradigma. Los aspectos espirituales de este movimiento político, han sido tratados por Charlene Spretnak en su libro, Dimensión Espiritual de la Política Verde.

Finalmente, quisiera decir unas palabras sobre mi modo de ver el misticismo oriental, que también ha cambiado algo durante los últimos quince años. Ante todo, siempre estuvo claro para mí, y ya lo dije en El Tao de la Física, que los paralelismos del tipo que yo señalaba entre la física y el misticismo oriental podrían también aplicarse a las tradiciones místicas occidentales. Mi próximo libro Belonging to the Universe, del que es coautor el hermano David Steindl-Rast, trata algunos de estos paralelismos. Además, ya no creo que en Occidente podamos adoptar las tradiciones espirituales orientales sin modificarlas de manera muy significativa a fin de adaptarlas a nuestra cultura. Mis creencias se ven fortalecidas por las conversaciones que he mantenido con muchos maestros espirituales orientales, quienes no han podido comprender algunos aspectos cruciales del nuevo paradigma que está naciendo ahora en Occidente. Por otro lado, creo también que nuestras propias tradiciones espirituales tendrán que sufrir algunos cambios radicales a fin de estar en armonía con los valores del nuevo paradigma. La espiritualidad que se corresponde a esta nueva visión de la realidad y que estoy aquí perfilando es muy posible que tenga un señalado carácter ecológico, orientada hacia la tierra y marcadamente postpatriarcal. Este tipo de espiritualidad está en la actualidad siendo desarrollada por diferentes grupos y movimientos, tanto dentro como fuera de las religiones.

Un ejemplo sería la espiritualidad centrada en la creación, promovida por Matthew Fox y sus colegas en el Holy Names College de Oakland, California. Estos son tan sólo algunos ejemplos de la evolución del nuevo paradigma. Mi contribución ha sido ofrecer una síntesis de su aparición y sus implicaciones sociales en El Punto Crucial y refinar más esa síntesis en colaboración con algunos notables colegas con quienes fundé una central de pensamiento ecológico, el Elmwood Institute (P.O.Box 5765, Berkeley, CA 94705).
Durante estos años he conocido a muchas personas extraordinarias con quienes estoy en deuda. De estos encuentros nacieron muchas amistades duraderas. Cuando, hace ya más de veinte años decidí escribir El Tao de la Física inicié un camino que entrañaba considerables riesgos profesionales, emocionales y económicos. Inicié este camino solo, al igual que muchos de mis amigos y colegas que hicieron lo mismo en sus respectivos campos. Hoy todos nos sentimos mucho más fuertes. Estamos inmersos en múltiples movimientos alternativos que forman parte de lo que yo llamo la "cultura emergente", multitud de grupos que representan diferentes facetas de la misma nueva visión de la realidad y que gradualmente se van uniendo para formar una poderosa fuerza de transformación social.
                                                                                                                    Fritjof Capra



Cuando los extremos se tocan

Lo que está sucediendo en la actualidad por parte de la ciencia y la tecnología más moderna es un fenómeno digno de atención. Está sucediendo algo que, como siempre, los poderes fácticos del mundo establecido, se niegan a aceptar, pues supone por sí mismo la caída de todas las estructuras de conocimiento que ha construido el hombre moderno.

Estoy hablando de física nuclear, de la estructura de la materia en sí misma, y de cómo los humanos podemos llegar a comprender dicha estructura.

Desde principios del siglo XX, se vió que la manera mecanicista clásica que defendieron Newton, Descartes, Bacon, entre otros, ya era inservible para estudiar el interior de lo que llamamos “materia”. Los pioneros en física nuclear, descubrieron que la materia en sí, no es más que una ilusión de nuestra mente, un producto del lenguaje heredado de nuestra necesidad de hablar sobre los objetos que podemos ver y tocar en nuestro día a día.

Heisenberg, Bohr, Einstein, entre otros, tuvieron que crear nuevas y revolucionarias formas de explicar la realidad más allá de los objetos visibles. Unas formas de tratar con la realidad, que todavía se encuentran en estado de gestación, aceptadas únicamente por algunos físicos, dentro del edificio de la Ciencia. Pues aquellos descubrimientos, amigos míos, van más allá de las fórmulas matemáticas o de la energía que podamos extraer en un reactor nuclear.

Suponen un cambio de paradigma humano, algo que incluso muchos físicos se niegan a aceptar. Pues es un torpedo en la linea de flotación de superestructuras como por ejemplo, la totalidad del sistema educativo moderno. La manera Newtoniana racionalista de entender la realidad, está tan arraigada dentro del sistema, que incluso las teorías de la relatividad se han tenido en cuenta hasta ahora como una excepción a la norma, y poca gente es capaz de entender que la relatividad es la norma. La norma de la realidad, atómica, y humana.

El descubrimiento básico que impulsará al ser humano a otras formas de relacionarse y de entender la realidad, es que no existe el ladrillo básico del que están hechas todas las cosas, ni el átomo de Demóctrito, ni el Bosón de Higgs que se empeñan en identificar muchos físicos actuales. La partícula de Dios, como acostumbran a llamarla los prepotentes físicos, no existe como tal, sinó como un conjunto de relaciones con “otras” formas de energía y manifestaciones que llegan a crear la variedad de fenómenos con los que interactuamos diariamente.

Algo que nuestro EGO freudiano, de forma racional, no puede ni podrá nunca llegar a comprender en su total complejidad mediante categorizaciones conceptuales, la base de nuestro sistema “educativo”.     

Para dar émfasis a esta “nueva” visión del mundo, Voy a poner una reflexión realizada por parte de un protagonista de “primer nivel”, en la física nuclear del Siglo XX. Oppenheimer fue el director del proyecto que desarrollaría las dos primeras y últimas bombas atómicas que se descargarían sobre población civil, en Hiroshima y Nagasaki.

Las ideas generales sobre el entendimiento humano... ilustradas por los descubrimientos ocurridos en la física atómica, no constituyen cosas del todo desconocidas, de las que jamás se oyera hablar, ni tampoco nuevas. Incluso en nuestra propia cultura tienen su historia y en el pensamiento budista e hindú ocupan un lugar muy importante y central. Lo que hallaremos es un ejemplo, un desarrollo y un refinamiento de la sabiduría antigua.
                                                                                               Julius Robert Oppenheimer